México, DF.- Las tomas clandestinas de electricidad por parte de empresas y particulares, la política del no pago y el costo de los insumos para producir la energía eléctrica basada en el combustóleo, han hecho que la luz en México sea 30% más cara, en promedio, que en cualquier otra parte del mundo.
Las cifras oficiales admiten que los costos por las ineficiencias de la CFE en la generación eléctrica, y el uso de los diablitos para robar energía a través del medidor y quienes se “cuelgan” de los cables, impactan al 22% de su operación.
A ello se suma el esquema recaudatorio de la Secretaría de Hacienda, que retira todas las utilidades de la CFE sin dejar margen para reinversiones y mantenimiento de sistemas.
Esto ha logrado que el pasivo total del organismo sea dos veces más que su patrimonio total, como lo reconoce la Secretaría de Energía. Una consecuencia es que a partir del 2007 el valor del patrimonio de la CFE iniciara su caída, de 450 mil millones de pesos, a 239 mil millones en 2012, anticipando un saldo negativo para este año.
Según especialistas, a los problemas anteriores se agrega la tenencia de la tierra y los derechos de paso que encarecen el precio de la energía eléctrica.
Las cifras del INEGI muestran que el gobierno ha incrementado el precio de la luz a la industria por arriba de la inflación.
Las cifras oficiales admiten que los costos por las ineficiencias de la CFE en la generación eléctrica, y el uso de los diablitos para robar energía a través del medidor y quienes se “cuelgan” de los cables, impactan al 22% de su operación.
A ello se suma el esquema recaudatorio de la Secretaría de Hacienda, que retira todas las utilidades de la CFE sin dejar margen para reinversiones y mantenimiento de sistemas.
Esto ha logrado que el pasivo total del organismo sea dos veces más que su patrimonio total, como lo reconoce la Secretaría de Energía. Una consecuencia es que a partir del 2007 el valor del patrimonio de la CFE iniciara su caída, de 450 mil millones de pesos, a 239 mil millones en 2012, anticipando un saldo negativo para este año.
Según especialistas, a los problemas anteriores se agrega la tenencia de la tierra y los derechos de paso que encarecen el precio de la energía eléctrica.
Las cifras del INEGI muestran que el gobierno ha incrementado el precio de la luz a la industria por arriba de la inflación.
Las cifras
El precio promedio a nivel nacional del kilowatt-hora (kWh) de 1999 al 2012 registró un incremento de 260%, contra 82% de aumento en el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) en el mismo lapso.
Las tarifas para la mediana empresa, en ese periodo, pasaron de 52.28 centavos el kWh a 164.66 centavos.
Es decir, un incremento de 214 por ciento, 2.6 veces el nivel general de precios de la economía mexicana.
En el servicio doméstico, el incremento en la tarifa eléctrica fue de 1.7 veces la inflación.
La situación no cambia si lo comparamos con las tarifas que se cobran en otros países. En los últimos 10 años las tarifas industriales pasaron de 0.06 dólares por kilowatt-hora en 2003 a 0.12 dólares kilowatt-hora en 2013, un 86% más caras que en Estados Unidos o Asia.
Con respecto a los países que integran la OCDE y de la cual México es miembro, las tarifas residenciales e industriales de México están por encima de esas naciones.
Es decir, de ser 10% más caras en 1998, se encarecieron 44% más el año pasado respecto a esos países.
¿Bajará las tarifas?
La gran duda es si realmente se verán reducidas las tarifas con la entrada de más empresas al sector, como lo plantea la nueva Ley de la Industria Eléctrica.
La nueva legislación abre las puertas a otras empresas para acabar con el monopolio de la CFE en la distribución de electricidad.
Sin embargo esto no significa –o no se ha aclarado aún totalmente– que la industria y el comercio ya no tendrán subvenciones, pues entrarán al mercado de la oferta y la demanda.
Según afirma el Centro de Investigación para el Desarrollo, A.C. (CIDAC) mantener tarifas residenciales artificiales implica un lastre para los consumidores industriales y comerciales e incentiva patrones de consumo ineficientes entre la población.
Competencia como solución
La apuesta del gobierno para que bajen los precios de la energía eléctrica es la competencia.
Tanto el presidente Enrique Peña Nieto como diversos legisladores y empresarios auguran que el precio de la electricidad bajará entre 25 y 30% a partir del 2015.
Según el senador David Penchyna, artífice de la Reforma Energética, “con más competencia la luz será más barata”.
Ejemplificó que la competencia en el mercado eléctrico redujo los precios 29% en Argentina, 30% en Chile y 10% en Perú.
Pero no todos piensan lo mismo, para el legislador perredista Armando Ríos Piter, “el mercado por sí mismo no nos va a dar mejores tarifas”.
La calificadora Merrill Lynch asegura que la electricidad en México sigue siendo el talón de Aquiles, sobre todo para el sector manufacturero.
El costo político
Para algunos especialistas la principal motivación que tiene el gobierno al mantener el régimen de subsidios generalizados, es evitar el costo político.
Para algunos especialistas los costos de los energéticos deben bajar, ya que están fuera de mercado.
Sin embargo, en caso de desaparecer el subsidio residencial, un alto porcentaje de usuarios no podrían pagar la energía eléctrica.
Al cierre del 2012 la Comisión Federal de Electricidad (CFE) contaba con casi 36 millones de clientes, y de acuerdo con sus estimaciones, estos crecerán anualmente en un millón en los próximos años.
Lo cierto es que muchos de estos se encuentran concentrados en sectores específicos.
El sector industrial representa 58% de los ingresos por ventas de la paraestatal, pese a que solo equivale a 0.7% de los consumidores.
Por su parte, el consumo doméstico, que aporta 25% de los ingresos, concentra 88.4% de los compradores.
El esquema de cobro
A la fecha existen en México 43 tarifas distintas para el suministro y venta de energía eléctrica clasificadas de acuerdo con su uso y su nivel de tensión.
El esquema tarifario eléctrico que controla la Secretaría de Hacienda ha privilegiado los subsidios cruzados y tanto las industrias, como los comercios, pagan buena parte del costo de llevar la electricidad a los hogares.
Salvo por los consumidores residenciales que están dentro de la “Tarifa de Alto Consumo”, el resto de los hogares, así como la industria agrícola y la industria de los servicios, tienen un subsidio al precio de la electricidad.
El modelo actual permite que los usuarios residenciales obtengan subsidios de entre 50 y 90% sobre el costo que tiene producirlo para la CFE.
Este esquema ha generado incentivos perversos por el consumo excesivo, pues un microempresario con su tienda de abarrotes paga de luz por sus refrigeradores el mismo costo que un joven universitario de la colonia Condesa en la Ciudad de México, de clase media alta, por usar electricidad.
Lo que significa, según afirma el CIDAC, que el actual modelo de subsidios a las tarifas eléctricas se sostiene por el sobrecosto de 5 al 11% de la electricidad que pagan los industriales y comerciantes.
Los problemas tarifarios y de subsidios, junto con la estructura ineficiente de monopolio, ha repercutido enormemente en las finanzas de la CFE.
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